Yo al borde de la desesperación y él tan tranquilo, no veía que yo necesitaba que me dijese a la cara todo lo que sabía que decía y pensaba cuando no estaba delante. Le pedía consejo a sus compañeros, les preguntaba que podía hacer, como harían ellos para conquistarme y él tan tonto que no sabía que yo necesitaba eso, solo tenía que venir él y decirme eso mismo a mi! Decidí actuar, si tanto le importaba lo que dijesen sus compañeros... me dejaba conocer por ellos y que luego ellos como tontos me hiciesen el trabajo difícil, despertarle. Muy bien cariño, si quieres guerra tranquilo que la tendrás.
Empecé a fijarme en uno de sus compañeros, presa perfecta, guapo, simpático, activo y cercano a él, si era esto lo que querías... toma! Dosis extra de celos en vena. Me acerque a él, quería que fuese muy consciente de mi presencia, que no me olvidase cada día que me viese, que le hiciese pensar cuando me fuese... resumen, que lo comente. Yo no quería nada de él como él no lo quería de mí, únicamente queríamos pasarlo bien.
Pasaban los días, las semanas... parecía que mi plan iba funcionando, tal vez estaba ofendido porque otro estaba consiguiendo en dos días lo que él no pudo en dos años. Todo iba bien, esto también me servia para ir sacándomele de la cabeza, que pensaba que era lo mejor, total, tarde o temprano había que hacerlo. Él celoso, yo distante y el tercero en discordia cada vez más cerca. Lo que más me asustaba de este tercero era que con el paso del tiempo, cuanto mas le conocía más me recordaba al que de verdad quería. La historia se complicaba, cada vez me gustaba más y yo empezaba a confundir mis sentimientos, ya no sabía distinguir la realidad de la ficción. Yo solo quería un poco de paz y lo que empezó siendo un juego se me fue de las manos.