Se acabó, le tenía delante. Veía esas curvas que me hacían perder la cabeza, perdía toda la cordura, esa que dudo tantas veces haberla tenido desde el momento en que le conocí. Sabía que me estaba volviendo loca, pero no me importaba, me daba igual lo que la gente pensase, es más a lo mejor tenían parte de razón, había perdido la cabeza, estaba loca, pero solo yo sabía que mis momentos de mayor lucidez llegaban cuando estaba a su lado. No era capaz de decirle todo lo que sentía a la cara pero era cuando realmente tenía claro lo que sentía, que le sentía, y es que en mi vida nunca había sentido tanto amor por alguien.
Llegué, me quedé junto a su espalda, se giraba lentamente, no me veía, no me preocupaba, sabía que llegaría el momento, nuestro momento, esperado por lo dos aunque él no me lo demostrase como yo quería.
Ansiaba el momento en que se juntarían nuevamente nuestras miradas, para mi tenía mucho significado, pero me sentía mal, una parte de mí tenía la sensación de que le había fallado. Que mejor manera de explicarlo que con la letra de una de mis canciones preferidas:
“Te diría una mentira si dijese que no he tenido compañía ni roce a otra piel. Busqué en cada boca encontrar tu nombre, esperé demasiado por ti. Escucha atento el mensaje que mando aquí, dime si estás ahí. No vas a tener alternativa a mi.”
Todos y cada uno de los días que pasaron después me arrepentía, me sentía sucia, había sido infiel a mis principios, había estado con otro hombre mientras pensaba en mi gran amor. En esos momentos más que nunca había estado buscando su nombre en otras bocas. Evidentemente no lo conseguí, más bien todo lo contrario, me sentía todavía más lejos de él si eso era posible.
Yo seguía esperando su mirada. Al fin llegó el momento. Se giró, me miró y fue el comienzo d los seis meses más felices de mi vida.
Ahora me tengo que ir ya. Mañana más, como siempre.
Llegué, me quedé junto a su espalda, se giraba lentamente, no me veía, no me preocupaba, sabía que llegaría el momento, nuestro momento, esperado por lo dos aunque él no me lo demostrase como yo quería.
Ansiaba el momento en que se juntarían nuevamente nuestras miradas, para mi tenía mucho significado, pero me sentía mal, una parte de mí tenía la sensación de que le había fallado. Que mejor manera de explicarlo que con la letra de una de mis canciones preferidas:
“Te diría una mentira si dijese que no he tenido compañía ni roce a otra piel. Busqué en cada boca encontrar tu nombre, esperé demasiado por ti. Escucha atento el mensaje que mando aquí, dime si estás ahí. No vas a tener alternativa a mi.”
Todos y cada uno de los días que pasaron después me arrepentía, me sentía sucia, había sido infiel a mis principios, había estado con otro hombre mientras pensaba en mi gran amor. En esos momentos más que nunca había estado buscando su nombre en otras bocas. Evidentemente no lo conseguí, más bien todo lo contrario, me sentía todavía más lejos de él si eso era posible.
Yo seguía esperando su mirada. Al fin llegó el momento. Se giró, me miró y fue el comienzo d los seis meses más felices de mi vida.
Ahora me tengo que ir ya. Mañana más, como siempre.